Según mamá, tenía el pelo largo hasta la cola, de color castaño rojizo y bien lacio. Tenía tres años.
Y ahí estaba, sentada frente a la puerta de entrada de nuestro anterior departamento, ubicado en el barrio de La Paternal, que aún recuerdo con melancolía.
Eran las cinco de la tarde. Sentada frente a esa puerta, quieta, mirando fijamente a la nada.
Mamá me miró intrigada, intrigadísima. Preguntó.
-¿Qué hacés Vicky?.
Dice que me dí vuelta, la miré con los ojos bien verdes, llenos de ansiedad.
-Estoy esperando a Los Reyes Magos.
Sí, le robé un abrazo (y una lágrima también).
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La magia de ser niño, es la que inspira ese tipo de respuestas.
ResponderEliminarMis respetos,
El Profesor