Quiero que esta transformación momentánea de tu ser finalice, no sé por dónde empezar. Tal vez espere a que rompas sólo en llanto, que no hables y te sientas más ligero y ese será mi momento único; te acariciaré el pelo y secaré tus lágrimas por más que te resistas un poco, acercaré mi rostro al tuyo y te diré que ya vamos a encontrarle solución, cerraré mis ojos y rozaré mis labios contra los tuyos que ahora sollozan un poco. Te rodearé el cuerpo entero con mis brazos y tu respiración se tornará algo espástica, ya pasará, ya pasará. Y una vez que te tranquilices y tomes valor, te despegarás suavemente de mí y me dirás que no querés estar más conmigo, que me querés lejos.
Es el turno de mi monstruo.