jueves, 20 de agosto de 2009

13/

(Texto para la facultad: las palabras en negrita eran las que debíamos usar, el tema del texto era a elección entre algunos que nos dieron, yo elegí "mi casa").


Para ella era laberíntica, muchas veces se había perdido en aquellos entrañables pasillos de la casa, de su casa. El salón comedor le parecía de lo más exuberante; los destellos de luz que entraban por la persiana entrabierta creaban un efecto de brillo en cada uno de los muebles, como si fueran preciados abalorios. Sin embargo, su lugar favorito era la habitación del linde de la casa; para llegar hasta allí debía recorrer con mullida sinuosidad cada pasillo, parecían flexibles; a medida que los contornoeaba sentía que se estiraban, que no iba a alcanzarle el aliento y eso le erizaba la piel. Ya estaba a mitad de camino y el ambiente caldeado de la cocina la sofocaba, tomó su cuenco preferido, vertió agua en él y la bebió, el álgido líquido recorrió todo su cuerpo; estaba lista para seguir su oblicuo camino hasta la última habitación. Salió por la puerta totalmente ajada y corrió el último tramo bramando de manera estridente oraciones que ni ella comprendía. Y ahí estaba finalmente, el aire despejado y el olor a incienso de coco se colaban por doquier; las estrujadas paredes de color vinoso que le servían de abrigo creaban una atmósfera de bahía. Estaba a salvo, había encontrado el final del laberinto, una vez más.

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